La visita a la escuela Madame Germaine, fue una
experiencia realmente hermosa algo sin igual. Al ver todos esos pequeños niños,
cantar entrar al aula y saberse su lugar de memoria, poner sus mochilas y
loncheras en el lugar adecuado fue algo digno de admirar. Aunque una de las
cosas que más me impresiono fue el ver un niño de tan solo tres años de edad
rezar por si solo con sus sus ojos cerrados y manos juntas, pedir por sus
padres, maestra, nuestro país, y los niños enfermos provoco quedarme totalmente
anonadada. El ver que también podían identificar algunos números, escribir sus
nombre aunque no de manera perfecta, pero se notaba el interés, por mediante a
una actividad con crayolas me pude fijar el que ya saben identificar los
colores, fue algo totalmente maravilloso para mí, el escuchar cuando me decían
no Yo quiero verde! Y yo amarrillo! Fue un momento tan hermoso que no lo
cambiaría por nada. Ese día me dio más fuerzas para seguir adelante y luchar
por la educación de mi país, el ver las ganas de estudiar de estos niños sin
recursos y el conocimiento que ya han adquirido por asistir a la escuela, me
hace pensar en aquellos que no han podido por una razón u otra. De estos niños
que el país ha olvidado de lo importante que es la educación para sus vidas.
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